El ruido, ese molesto vecino

El ruido es, aunque suene paradójico, una pandemia silenciosa que sigue avanzando y amenaza nuestra salud

Este año, el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, se celebra mañana día 24 de abril. El objetivo de la celebración de este día es alertar a los ciudadanos de los peligros que causa el ruido, como por ejemplo trastornos físicos, pérdidas de audición o desequilibrios psicológicos, y a la vez dar a conocer las diferentes formas de reducirlo.

Este día se celebró por primera vez en 1996, como parte de una conferencia local organizada por la “Liga de Personas con Problemas Auditivos”. La “contaminación acústica” es un fenómeno que va en aumento y es un problema importante, sobre todo en las ciudades con alto nivel de industrialización o densamente pobladas. Es un elemento distorsionador que invade el ambiente que nos circunda produciendo un deterioro en la calidad de vida. También es causa importante de trastornos físicos (pérdidas de audición) y desequilibrios psicológicos. España es uno de los países más ruidosos, estamos acostumbrados a vivir rodeados de bullicio sin prestar atención a él ni pararnos a pensar en cómo puede afectar a la salud.

La causa principal es la actividad humana: el transporte en general, la industria, la construcción pública y civil (edificios) y obras en las comunidades de vecinos. Por eso, el ruido es considerado como uno de los contaminantes más agresivos.

El ruido es, aunque suene paradójico, una pandemia silenciosa que sigue avanzando y amenaza nuestra salud. En el trabajo, en nuestro tiempo de ocio o en la calle, el exceso de decibelios está muy presente. Por este motivo el Centro para la Audición y Comunicación promueve su Día Internacional mañana, como último miércoles de abril.

Uno de los focos de atención son los problemas de ruidos que origina el ocio nocturno, otro punto de contaminación son los destinados a usos de servicio público y no menos importante, es el ruido que genera el comportamiento humano dentro de las viviendas, lo que podemos llamar “ruido vecinal”. En este punto, como en otras tantas cuestiones, la educación y el respeto son la base para evitarlo. Este ruido vecinal desmesurado, diario, interrumpe o impide el descanso, y en otras ocasiones, a deshoras movimiento de muebles, aparatos de aire acondicionado, etc, lo que atenta contra el derecho a la intimidad, a la inviolabilidad del domicilio y la integridad física.

Las personas que lo sufren y lo manifiestan son, generalmente, tildadas de “no aguantar nada” y que son “muy sensibles”.

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