Tercera vía para el fútbol

Se justifica dado que el fútbol mundial –y el europeo el que más- es un negocio que mueve cifras astronómicas

En nuestra línea habitual de colaborar dando soluciones a los graves problemas que se suscitan a menudo aunque no tengamos ni idea, en lugar de criticar sin más, vamos a aportar nuestra constructiva visión del problema futbolero creado entre la UEFA y la propuesta Superliga de Florentino. La justicia europea ha dicho que el monopolio de la UEFA y la FIFA no tiene razón de ser en una economía capitalista sujeta a las leyes del mercado. Esto es tan normal que no se justifica el revuelo que se está formando. Bueno, sí se justifica dado que el fútbol mundial –y el europeo el que más- es un negocio que mueve cifras astronómicas. Además, hay un fuerte impacto en el personal en general por las pasiones que despierta cada equipo en su parroquia, a veces también multimillonaria. Esto último tiene la consecuencia de que las masas humanas numerosas son muy reacias a los cambios. Véase el ejemplo del VAR, sobre el que llevan casi un lustro discutiendo si vale o es perjudicial.

El problema de esta nueva situación parece que está en que no se sabe si las cosas van a quedar como están, si la Superliga se va a cargar la Champions (y de paso, las ligas nacionales) o si van a coexistir ambas competiciones. Un ejemplo de esto último –más modesto, eso sí- es el baloncesto, donde la Liga Europea coexiste con las ligas domésticas y con las selecciones nacionales, Eso sí, muy malamente, solapándose, con lo que la Europea se está cargando las nacionales, que cada vez pillan menos dinero.

Para nosotros, la cosa tiene una solución bastante viable, de la que no podemos atribuirnos la paternidad, porque se está aplicando en otros ámbitos deportivos. Se trataría de crear una tercera competición con centro neurálgico, financiero (y esperemos que no también religioso) en la Península Arábiga, donde no saben qué hacer con los billetes que tienen por castigo. El caso más reciente es el circuito saudí de golf, que está fichando a los mejores a golpe de talonario. Pero golpes contundentes como los 500 millones que le han endiñado al español Jon Rahm. Cifras con las que no pueden competir ni los de la NBA. Como, además, muchos de los equipos grandes y algunos medianos (como el Girona) o chicos (como el Almería) ya pertenecen a grupos o personas de la citada península asiática, dar ese paso sería muy fácil. Y los que, como Real Madrid, Barça, Osasuna y Bilbao que no sociedades anónimas, que se agarren donde puedan que, en el caso de Florentino, será donde más parné haya.

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