1.208 es el número de trabajadores fijos discontinuos que ha sumado la provincia de Almería en el primer mes del año, según una estadística que acaba de publicar el Ministerio de Trabajo y que se refiere a la situación en el arranque del presente 2024. Este tipo de trabajador es el que, aunque estando atado a una empresa durante los doce meses, solo realiza su labor durante una parte del año concreta en función de la actividad concreta del sector. Cuando el trabajador hace su función cobra de la empresa mientras que cuando no tiene actividad quien paga es la Seguridad Social con la prestación que podría recibir si estuviera en situación de desempleo, aunque solo recibirá este dinero si ha cotizado el tiempo mínimo.

El departamento que dirige Yolanda Díaz analiza periódicamente cuántos trabajadores se encuentran dentro de las Empresas de Trabajo Temporal, desgranando los datos de un mercado más inestable que el de la contratación fija. Durante el mes de enero, 2.166 almerienses habían firmado un contrato de puesta a disposición con una de estas compañías, que actúan como intermediarias para dar respuesta a las necesidades del sector empresarial.

Más reducido es el número de trabajadores almerienses que se encuentran en situación de interinidad, formación y aprendizaje. Son 43, una de las cifras más bajas dentro de toda la comunidad andaluza, que tiene a 588 personas en esta situación. 

El número de españoles que está en una empresa de trabajo temporal esperando para ser cedido a uno de los negocios usuarios del mismo es más alto que si se compara con lo registrado hace un año. Solo en enero fueron 127.276 personas, 6.000 más que en el arranque del año 2023, que se cerró como uno de los años con menos actividad desde la pandemia, con 702.623 inscritos.

La Reforma Laboral aprobada hace ahora dos años cambió drásticamente la situación de los contratos temporales, poniendo coto a esta práctica en las empresas, al dar prioridad a los contratos indefinidos. Ahora las ETT pueden contratar a personas para desarrollar su actividad como un fijo discontinuo y cederlas a las empresas usuarias de cada compañía, un cambio que viene a solventar la desaparición del contrato por obra y servicios.