NOVILLADA DE ABONO

Para una inmensa minoría...

Samuel Navalón no terminó de redondear de verdad con el gran quinto.

Samuel Navalón no terminó de redondear de verdad con el gran quinto. / José luis montero

La mejor noticia fue contemplar el magnífico aspecto que enseñaban los tendidos para un festejo menor que no estaba exento de alicientes. En las conversaciones de los aficionados pesaba la contundente reacción coral del sector a la deriva sectaria del ministro de Cultura, ese tal Urtasun que habla de mayorías y minorías ayudando a levantar ese muro que polariza cada vez más la vida de los españoles. Sólo ha logrado una respuesta firme y unánime del sector que va más allá del estricto ámbito profesional. Es una cuestión de libertad.

En esa tesitura, contemplar a un buen puñado de miles de personas pendientes de lo que pasaba en el ruedo en una tarde de domingo era el mejor espaldarazo. En los corrales, además, se había encerrado una novillada de Julio de la Puerta que había despertado el interés del aficionado. Fue un envío magro, vareado de carnes y con algún ejemplar, como el abecerrado sexto, rozando la raya. Pero el envío de los campos de La Valdivia brindó un lote de excelencias -formado por segundo y quinto- y un más que potable cuarto que deberían haber brindado otro resultado en la ficha del festejo.

El novillero madrileño Tristán Barroso estuvo a punto de cortar una oreja. El novillero madrileño Tristán Barroso estuvo a punto de cortar una oreja.

El novillero madrileño Tristán Barroso estuvo a punto de cortar una oreja. / josé luis montero

Fue una tarde, la del primer domingo de mayo, de sucesivos brindis a las madres que contemplaban a sus vástagos y hasta a la abuela de Mariscal, presente en el palco del Aero. Ese lote de premio iba a recaer en el novillero valenciano, formado en la escuela taurina de Albacete, Samuel Navalón que ya había dejado una buena impresión en la plaza de la Maestranza en su etapa sin caballos. Navalón resuelve, hace de todo y sabe agradar al público pero a su labor, en ambos novillos, le faltó un punto de poso y redondez para tener otra trascendencia. Es la impresión que dejó con ese segundo, un ejemplar pronto y hasta exigente al que supo trajinar sin terminar de cuajarlo por completo. No se le puede reprochar falta de entrega o firmeza pero esas dudas se iban a confirmar con el boyante quinto que fue, con mucho, el mejor del envío de los hijos de Julio de la Puerta.

Navalón se empleó a fondo pero toreó a mil revoluciones, se pasó de rosca en la faena y el trofeo que se había ganado se acabó perdiendo en un largo sobo antes de poder montar la espada. La estocada definitiva llegó después de un aviso cuando el público ya se había enfriado. A pesar de todo dio una vuelta por su cuenta.

Otro trofeo estuvo a punto de llevarse Tristán Barroso, un madrileño que ya había brillado toreando de capote al primero, especialmente en un quite por chicuelinas de sabor manzanarista. El novillo, que pudo acusar una fuerte voltereta, resultó brusco y bronco en la muleta aunque hay que subrayar la firmeza con la que el novillero solventó la papeleta.

Barroso iba a recibir al cuarto a portagayola antes de volver a lancear por chicuelinas rematando con una media de rodillas. Inició la faena con un pase cambiado de rodillas y se encajó toreando sobre la derecha aunque en algunos momentos se le vio un punto sobrado de revoluciones y pecando de cierto manierismo. La faena, que no tuvo el mismo nivel por el izquierdo, volvió a subir de tono por redondos y culminó por ayudados a rodilla flexionada, apurando la buena condición del utrero de Julio de la Puerta. El medio espadazo pudo ser esgrimido por el palco para negar el trofeo que ya estaba casi acariciando.

Mariscal Ruiz se presentaba como novillero con picadores en la plaza de su tierra pero manejó el lote con menos opciones. A ambos los toreó y banderilleó con solvencia y seguridad pero ni el tercero, insulso y sin recorrido, ni el sexto, que se movió con trote cochinero, eran aptos para florituras. El próximo domingo volverá a hacer el paseíllo en la plaza de la Maestranza dentro de la final de V Circuito de Novilladas de Andalucía junto a su rival más directo, Javier Zulueta, y el Sergio Domínguez El Mella.

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