Palomares sigue siendo un engaño. Ya lo era en 1966. Salvo el empuje de algunos, caso del movimiento ecologista, y el recordatorio que a menudo plantea la prensa, poco se hace al respecto.

La política decidió desde el primer momento que se ciñera una especie de secreto de estado. Las preguntas en el Congreso se desvían sin ton ni son y las entidades gubernamentales plantean limpiezas que se quedan obsoletas mientras como la justicia pide información y explicaciones al respecto. Y es que, seguramente, será esta quien tenga a bien impulsar la limpieza definitiva, porque ninguna de las promesas anteriores han terminado causando el impacto esperado.

Hoy se reúnen en Washington el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, y su homólogo estadounidense Antony Blinken. Palomares vuelve a ocupar un espacio sobre la mesa. Aunque seguramente escaso. En él se debería tratar el avance en la retirada de la tierra contaminada que Pedro Sánchez anunció hace justo un año tras su encuentro con Joe Biden. Pero como no ha habido ningún avance, no pueden hablar demasiado.

Así que volverán a verter promesas. Pedro Sánchez hizo eso hace justo un año. Tras su cita con Biden, explicó que “hubo un avance”, y aseguró que trasladaron a sus equipos técnicos “la necesidad de reunirse cuanto antes” para salvar problemas técnicos y que Estados Unidos se lleve la tierra contaminada. Concretamente, para “sacarla de España" y así “resolver el problema” de manera definitiva. “Hemos quedado en mostrar nuestra voluntad de resolver este problema”, sentenció.

Ya son varias las ocasiones en las que Biden ha 'negociado' por Palomares sin éxito alguno. De hecho, el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, visitó España en 2010 como vicepresidente del ejecutivo de Barack Obama y prometió ayudar en la limpieza. Tampoco se sabe más de aquello.

En el partido demócrata, no solo él se comprometió con la limpieza. En octubre de 2015, el entonces secretario de Estado de EEUU, John Kerry, firmó en Madrid una declaración de intenciones para acometer la limpieza de Palomares. Y se llegó a un acuerdo verbal: los trabajos tendrían una duración de entorno a tres años. El tratamiento sería costeado tanto por el gobierno español como por el estadounidense, (aunque no se hizo público el porcentaje de cada uno) y, en principio, España procedería a retirada de la tierra y Estados Unidos a depositarla en el estado de Nevada. El coste de los trabajos, incluyendo el transporte del material radiactivo (que en realidad es lo más costoso) sería superior a los 600 millones de euros.