Esperanza del alma

Estos actos que se organizan, tienen una gran participación, especialmente de entidades públicas y privadas

Hoy lunes, día 18 de diciembre, entre otras cuestiones de interés, para el mundo cofrade es el punto de inflexión que nos introduce de lleno en el inicio del ciclo litúrgico de la religiosidad popular con la celebración de una de las devociones más fervorosas del barroco catolicismo piadoso, la Virgen de la Esperanza, que en la capital está representada por Nuestra Señora del Amor y la Esperanza de la Cofradía de los Estudiantes en la apostólica Catedral de la Encarnación y María Santísima de la Esperanza Macarena en la iglesia de San Ildefonso junto al Coso Taurino de la Avenida de Vílchez.

Los cofrades saben muy bien que la esperanza es la única forma de pasar a la plenitud del gozo, es la esperanza cristiana como respuesta a nuestra alma y evitar los pecados contra la propia esperanza, como la tristeza - la tristitia saeculi de san Pablo- o desidia - la acoedia de la que habla el santo Tomás-, cuyo resultado es la falta de disponibilidad hacia el sentido positivo en el que la Naturaleza nos introduce.

De mis años cofrades he aprendido que el ideal ético supremo, no es tanto el cumplimiento del deseo conmovido por la esperanza, cuanto la imperturbabilidad frente a las cosas, a los acontecimientos. "El sabio no llora ni ríe", sentenciaba Spinoza, exactamente al contrario de lo que afirmaba san Agustín: "El que cree en Dios llora y ríe". Estos actos que se organizan, tienen una gran participación, especialmente de entidades públicas y privadas que se han unido a los principios inspiradores como vasos comunicantes de transmitir la esperanza a través de la educación y la vida profesional en la ordinaria vida cotidiana, especialmente en la laboriosidad como lo hace la Universidad de Almería, el Colegio Oficial de Graduados Sociales, la UNED, el Cuerpo Nacional de Policía, la Asociación contra el Cáncer y otras corporaciones que están ligadas a estas comunidades cofrades evocando el anuncio de la esperanza, donde hace que renazca dentro de nosotros y nos alimente con ella, donde la convierten en experiencia fundamental para nuestra vida: Da vigorem cordibus nostris.

Estamos en las vísperas de la Navidad y vuelve a ser una esperanza cristiana asumiendo y superando por todas partes a la esperanza natural porque confía que el Verbo se hizo Carne en el pesebre de Belén y para Dios todo es posible: quia non erit impossibile apud Deum onme verbum. Felices Pascuas.

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